Si nos proponemos a nombrar a los futbolistas
tucumanos más exitosos, tendría que estar él, Rubén López, pero obviamente al no
haber trascendido mucho en los medios sería un poco complicado.
Incluso si preguntas en su pueblo si alguien sabe lo
que logró, nadie sabría que el tipo que camina todos los días cinco cuadras
hasta llegar a la parada principal, fue quizás el deportista más exitoso que
tuvo Villa Quinteros.
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Haciendo su trabajo en el Subsidio de Salud. |
Acostumbrado el hombre a atender cientos de personas todas las mañanas de lunes a viernes en su trabajo, el Subsidio de Salud de Concepción. Si! Muchísimas, pero a todas las atiende con una sonrisa y muy educadamente porque sabe que los que van, lo hacen por algún problema en su salud.
Morocho de pelo negro, todavía con físico de
delantero potente en sus mejores momentos. Su casa, que si alguna vez quieres
llegar y preguntas a alguien te va a decir “en la esquina aquella donde está
ese escudo grande de Boca Juniors en el poste, ahí pregunta porque ese terreno es de su
madre pero ahí edificó su casa junto a su esposa”.
Toda una carrera en el club Central Norte donde hoy en
día no le queda ningún amigo de los pocos que llegó a tener. De allí emprendió
un viaje que estuvo cerca de ser el más importante de su vida y el de su
familia. Porque según él, con esta oportunidad le podría dar mejor calidad de
vida a sus seres queridos.
Sentado en una mesa chica colocada frente a una
puerta que apunta al costado de su casa. Solo tres sillas porque un costado de
la mesa está apoyado a la pared. Lo raro de todo es que a pesar que sus paredes
con revoque fino sin pintar, están repletas de fotos, no hay ninguna de su
época de jugador.
Sin perder tiempo y un poco apurado, quizás por
hacer conocida su carrera, comenzó a contar que a principio de los 80, un día
de entrenamiento como cualquier otro. El sol cubría toda la cancha de Central
Norte y él jugando un loco con sus compañeros escuchó. ¡Eh López, Venì! Era la
voz del encargado del club. El nombre no se acuerda, pero dice que era muy
bromista. “El viejo” como si lo recuerda ahora le dijo “Ahí te buscan unos
dirigentes”. Entonces caminó afuera de la cancha y estaban unos directivos del
club y le dijeron que vaya a Villa Quinteros a buscar ropa porque se iba a
Buenos Aires.
-Yo no entendía nada.
Esos segundos fueron quizás los más felices hasta el
momento. Pensaba e imaginaba que cumpliría su sueño de jugar en un equipo
grande de Buenos Aires. Pero cuando caminaba al vestuario a cambiarse escuchó
¡Eh, pero de ahí te vas a España! Ya que un importante dirigente del Málaga,
apellido Zamoratte –Tío del actual presidente de la Liga Tucumana de Futbol-
quería que juegue en su equipo.
Obviamente Rubén hizo lo que cualquier futbolista
haría, aceptar esta propuesta sin dudarlo. El miércoles a la noche llegó a
Buenos Aires y a España tenía que hacerlo el viernes.
La mala suerte si existe, y Rubén lo sabe más que
nadie. Justo el día que llegó al Aeropuerto, los empleados estaban haciendo
paro y no salía ningún avión. La paciencia y el sueño que desde joven llevaba,
era lo único que lo mantenía a la espera. 6 días después, recién el martes
siguiente pudo viajar pero lamentablemente fueron muchos días de atraso y sin
salir de Argentina ya había enfrentado su primer partido que le puso el destino
y el resultado fue 0-1.
En España, al
bajar del avión lo esperaba
Zamoratte con otro dirigente. Rubén,
acostumbrado siempre a hablar con muchas personas con esa voz gruesa como de
fumador pero asegura que nunca en la vida tocó eso, no sabía cómo empezar la
conversación porque ellos no disimulaban la cara de molestos por la demora de
la llegada. Aunque no era su culpa, le hacían sentir que sí.
Una anécdota que según él en su momento no le gustó
pero no le quedó más que aceptar y quedarse callado es que en el club lo
obligaron que le dijera a la prensa que era mexicano, porque justo el Real
Madrid había incorporado a Hugo Sánchez (quien ganaría diez títulos en el
merengue). Según pudo averiguar López, si la gente sabía que él también era mexicano,
generaría más expectativas en los hinchas de Málaga.
A más de 9 mil kilómetros de su casa y tantas malas noticias juntas, al menos una buena tenía que tener. Y así sucedió, las cosas
estaban cambiando de a poco. Recién en la tercera práctica era tenido en cuenta
por el Míster, si, a pesar de haber pasado muchos años todavía no se le van
algunas
palabras que solo se escuchan en las películas traducidas al español.
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Recorte de un diario de su primer entrenamiento. |
El día más
esperado al fin llegó. Pudo hacer su debut contra el Cádiz, siendo este un
partido que recuerda y mucho algunas jugadas como si se hubieran jugado ayer. De
repente se puso de pie tratando de imitar algunas jugadas y hacia como si
tuviera un defensor atrás, recreando la situación de aguantar la pelota, con la
espalda un poco encorvada y los brazos abiertos y decía. “Así aguantaba la
pelota hasta que pasaba algún compañero o sino me daba vuelta y pateaba nomas”.
A fines de los 80, Peñarol era la revelación del fútbol –en esa
década ganó cuatro nacionales y cinco liguillas Pre Libertadores- tenía a
Gustavo Matosa, argentino hijo de padres uruguayos. Entonces su representante
hizo un arreglo millonario con el secretario del Málaga para que llegue el
uruguayo.
-Al ser muy nuevo en esto no tenía nadie que me
represente ni que me asesore, entonces para ellos fue muy fácil hacerme a un
costado y yo no podía reclamar nada.
Un largo rato y muy linda charla, sin decir nada se levantó a buscar un vaso de agua.
-Discúlpame, es que de tanto hablar me estaba
quedando sin salivas.
Y se volvió a sentar...
-¿Estas grabando? ¿Estas grabando?
Repetía cada rato para que no pierda ningún detalle
de cada dato que buscando y buscando en su mente aun recordaba y para tener
alguna ayuda fue a su cuarto y volvió con una caja.
-Nadie sabe lo que tengo aquí.
La puso sobre la mesa y la abrió. Tenía los recortes
de los diarios y muchas fotos de su tiempo de jugador.
-Fíjate cual te gusta más así lleves para sacarle
copias, pero no te olvides de traerlas.
Se sentó nuevamente y siguió la charla. Ya sin lugar
en Málaga, le ofrecieron otros clubes como Lleida y Xerez. Él quería seguir en
España porque hasta el momento no había logrado nada, solamente jugar un
partido, por lo que aceptó la última opción con mucha esperanza.
Pero allí no
le dieron espacio ni siquiera para entrenar por lo que tuvo que volver a
Tucumán totalmente frustrado por no haber triunfado como quería.
-Volví triste porque tenía la ilusión de salvar
económicamente a mi familia.
A López
todavía le quedaba la mínima esperanza.
El tiempo que estuvo en España se hizo muy amigo de
Juanito González –máximo ídolo malaguista- que estaba a punto de retirarse y le
había prometido que cuando sea técnico lo llamaría para que juegue en su equipo.
Lamentablemente González perdió su vida en un accidente de tránsito un 2 de
abril de 1992. Y así perdió lo poco de ilusión que le quedaba.
IMÁGENES DEL ACCIDENTE DE JUANITO GONZALEZ
Sin dudas, su lugar en el mundo era Tucumán, donde
las cosas siempre le salieron bien. Luego del paso frustrado por Europa, no
demoraron en llegarle ofertas.
Apenas regresó a su casa, esa misma noche llegaron
dirigentes del entonces llamado Juan Manuel Terán, hoy conocido como Santa
Bárbara y aceptó sin dudar. Al otro día ya estaba en la puerta para emprender rumbo
al entrenamiento y apareció uno de sus amigos que le dio el futbol, Petrella. Este le hizo una oferta
mejor y usó un arma más fuerte, el cariño. Así lo llevó a Atlético Concepción
donde pudo sacarse toda la mufa como le dicen en el ambiente y salió campeón.
Aunque no lo crean, a esa casa la conocen la mayoría de los dirigentes, incluso
iban más que sus familiares.
De a poco estaba volviendo al nivel que alguna vez llamó
la atención de ojos europeos. San Martin tuvo un interés por él, pero los
dirigentes no se pusieron de acuerdo, algo que le molestó mucho por lo que
cuando terminó su contrato pidió el pase y se volvió a Villa Quinteros.
Seguramente cualquier jugador tucumano quiere jugar
aunque sea una vez el clásico de Aguilares. Todavía festejando que las cosas
estaban cambiando pasó algo inédito. Aparecieron en la casa de su madre
representantes de Deportivo y un rato después otros de Jorge Newbery. Al final se
volcó por el último. Estaba muy entusiasmado por el clásico, pero se quedó con
las ganas porque nunca se cruzaron.
Finalmente Rubén terminó su carrera a los 37 años
con la camiseta de Ñuñorco.
Quizás él, como la mayoría de las personas, en los
momentos más difíciles es cuando se necesita tener apoyo de los que siempre
estuvieron. Tristemente tuvo que afrontar esto prácticamente solo.
-Cuando me iba bien tenía muchos amigos, pero cuando
me retiré me sentí muy solo, sentía que ya no servía para nada, así que pensé
en quitarme la vida porque lo que me planteaba me salía mal. Por suerte mi hermano me salvó. Me consiguió
trabajo en el Subsidio de Salud, donde trabajo por la mañana y tengo las tardes
libres.
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